Gabriel Gustavo Cocconi, nacido en Córdoba, Argentina. Poeta y Escritor; autor de los libros QUE HUBIERA SIDO DE MI Y CUANDO EL CORAZÓN HABLA DE AMOR, Casado, tres hijos y creador de este Blog-
martes, 21 de enero de 2014
Me dormí en un sueño muy profundo al cual algunos le llaman muerte, ella llegó repentinamente, me abrazó y me entregué en sus brazos, pude ver un túnel, aquel el cual describen muchos. Se sentía algo frío, oscuro, y ansiaba ver la luz que describían. ¡Pero no la halle!.
En el corredor pude observar a muchas personas con una sonrisa en sus labios; mi ex esposa, mis hijos, familiares, acreedores, vecinos y empleados, para mi asombro, ellos llevaban una gran pancarta en sus manos, todas con leyendas diferentes, las cuales no voy a describir, porque hieren mi persona. Fue tanto el dolor que antes de llegar a la luz abrí mis ojos. Para mi asombro me hallaba en una sala funeraria. Solo un hombre se encontraba allí, el cual al observar que me incorporaba no tardo en sufrir un desmayo.
Pasaron unos breves instantes, y aquellas pancartas tocaban mi corazón como una aguja punzante que llegaba hasta lo más profundo. ¿Tan malo fui en la vida?, me pregunte...
¿Cómo puede ser que nadie se encuentre aquí?, en mi propio velorio, todos estaban en aquel túnel felices por mi muerte. Acepto que nunca fui un buen marido, reconozco que no he sido el mejor padre, comprendo que me aproveche y explote a mis empleados, que odie, y también envidie el progreso de mis vecinos. Pero ¿por qué todos ellos me abandonaron en el momento de mi deceso?, ni una sola persona derramo una lágrima por mí. Al instante aquel hombre de la sala velatoria despertó de su desmayo.
Él no podía asimilar lo que sus ojos observaban:
-SEÑOR, USTED REGRESO DE LA MUERTE, DIOS LE HA DADO UNA NUEVA OPORTUNIDAD; replico aquel señor.
-Pero, ¿en este tiempo nadie ha venido a verme?
-No señor, ni una sola persona
Aquellas palabras del hombre, los pasacalles en el túnel, mi ex esposa, mis hijos, mis hermanos, mis vecinos, mis empleados. Debo trabajar para recuperarlos, para ganar su amor nuevamente, entiendo que no he sido bueno, también comprendo QUE DIOS ME DIO UNA NUEVA VIDA. Desde ahora, en mas haré y entregaré lo mejor de mi para cuando me toque morir de verdad, todos me despidan con lagrimas en sus ojos por lo que fui y entregué en tiempo y forma.
Reflexión: Ama a quienes te rodean, no es grato enfrentarse a la muerte ni a ninguna enfermedad sólo, en vida debemos conceder lo mejor, para que en el momento en el cual nos toque partir, seamos recordados por vuestros frutos, por lo que fuimos y entregamos.
Gabriel Gustavo Cocconi
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